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Full text of "A. Pintos Marquez 1930 Maldonado"

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A. PINTOS MÁRQUEZ 


MALDONADO 

í 

La región de los lobos marinos, 
famosa por sus mármoles, por sus bosques 
y por sus magníficas playas. 


Artículo publicado en un número especial 
que editó “Diario del Plata” en ocasión del 
Centenario de la Constitución de 1830. 



MONTEVIDEO 

Típ. y Lit. “Olivera & Fernández” 
Reconquista, 624 • 628 


1930 



A. PINTOS MÁRQUEZ 


MALDONADO 


La región de los lobos marinos, 
famosa por sus mármoles, por sus bosques 
y por sus magníficas playas. 


Artículo publicado en un número especial 
que editó "Diario del Plata" en ocasión del 
Centenario de la Constitución de 1830. 


MONTEVIDEO 

Tip. y LIt. "Olivera & Fernández" 
Reconquista, 624 • 628 


1930 




MALDONADO 


Esta monografía, escrita bajo 
los apremios de un plazo angustio- 
so, no es sino el bosquejo de un 
trabajo de mayor aliento que te- 
nemos en preparación, el que DIA- 
RIO DEL BLATA editará en libro, 
prosiguiendo en su propósito de 
hacer conocer el País hasta en sus 
ínfimos detalle®. La explicación, 
aparentemente innecesaria, respon- 
de al deseo de justificarnos ante 
las personas que nos han propor- 
cionado informaciones que, por ra- 
zonés de espacio, no podemos ha- 
cer figurar aquí. 


Antecedentes y datos geográficos 

La creación del departamento de Mal- 
donado data del 27 de Enero de 1816, 
en que por acuerdo del Cabildo de Mon- 
tevideo, aprobado por Artigas, la Provin- 
cia fué dividida en cantones ó departa- 
mentos, comprendiéndose dentro de la ju- 
risdicción territorial de Maldonado, á las 
regiones de San Fernando, San Carlos, 
Rocha, Santa Teresa y Concepción de Mi- 
nas. 

Fué así, Maldonado, uno de los nueve 
departamentos en que estaba dividido el 
país cuando se convocó á elecciones en 
1 8'2i8 para la formación de la Asamblea 
Legislativa y Constituyente; y virtual- 
mente, uno de los nueve departamentos 
que determinó el número de listas de la 
bandera nacional. 

•Comprendía, entonces, su actual terri- 
torio y los que corresponden hoy á los 
departamentos de Rocha y Lavalleja (an- 
tes Minas). Su extensión era, así, de 27 
mil 685 kilómetros cuadrados. 

Por ley del 14 de Junio de 1837, se 
segregó á Minas, restándole 12.485 kiló- 



— 4 — 


metros, y por ley de 7 de Julio de 1880, á 
Rocha, con 11.089 kilómetros, quedando re- 
ducido Maldonado á 4.111 kilómetros, se- 
gún dato de la Dirección General de Es- 
tadística, que contradicen otras informa- 
ciones oficiales, como se verá más ade- 
lante. 

Excepción hecha de Montevideo, Maldo- 
nado es el departamento más pequeño del 
País; no llega á la quinta parte de Ta- 
cuarembó, que es el de mayor extensión. 

Está situado entre los departamentos de 
Canelones, Lavalleja y Rocha, con dilata- 
das costas sobre el Río de la Plata, don- 
de ya se confunden las aguas de éste con 
el océano Atlántico. Sus límites son: al 
Norte, la sierra de Carapé; al Noroeste, 
el arroyo Aiguá; al Este, los arroyos Al- 
férez y Garzón y la laguna de este mis- 
mo nombre; al Sur, el Río de la Plata, 
en una extensión de más de 90 kilóme- 
tros, y al Oeste, el arroyo Solís Grande, 
y los arroyuelos Sauce y Mataojo. 

Es de los departamentos más pintores- 
cos por el número de sierras, cerros y va- 
lles, que ofrecen paisajes de sorprenden- 
te belleza. 

Forman parte de su orografía, la sie- 
rra de las Animas, la de Carapé, la de 
Mataojo, la de la Coronilla, la de las 
Cañas, la de la Ballena y otras de me- 
nos renombre; las asperezas de Garzón, 
del Aiguá y del Alférez; los cerros Be- 
tete, Pan de Azúcar, del Inglés, del To- 
ro y otros. 

Maldonado tiene las cumbres más ele- 
vadas del País: la sierra de las Animás, 
540 metros sobre el nivel del mar; el ce- 
rro Betete, 430; el Pan de Azúcar, 420. 

Hay dentro del departamento, además 
de otras de menor importancia, tres gran- 
des lagunas, que ocupan, en conjunto, una 
extensión de 12.000 hectáreas: la del 
Sauce ó del Potrero, la de José Ignacio 
y la de Garzón. 

Riegan las tierras feraces de esta cir- 
cunscripción departamental, amén de 
otras muchas corrientes de menor cau- 
dal de agua, los siguientes arroyos: so- 
bre el límite con Canelones, el Solís Gran- 



- 5 - 


de, que desemboca en el mar; en el cen- 
tro del departamento, el Pan de Azúcar y 
el Sauce, cuyas aguas recoge la laguna 
de este último nombre; más .hacia el Es- 
te, el Mataojo y el San Carlos, afluentes 
del arroyo Maldonado, que vierte sus 
aguas en el océano, en las proximidades 
de la capital del depa rtamento- al Noroes. 
te, límite con AateTé i Aiguá, tributario 
del río Cebollatí; al Este, tflaíkü* sobre 
el limite con Rocha, el Alférez, que mue- 
re en el Aiguá, y el Garzón, que desagua 
en la laguna del mismo nombre, y. final" 
mente, entre los arroyos Maldonado y 
Garzón, el José Ignacio, cuyas aguas re- 
cibe la laguna de igual nombre. 

Próximas á Punta del Este, hay dos te- 
las: la de Gorriti, que sirve de abrigo al 
puerto de Malsonado, y ya mar afuera, 
dicho kilómetros al Sudeste, la de Lobos, 
famosa por ser paradero de focas, cuya 
explotación constituye una riqueza racio- 
nal. 

Forman la bahía de Maldonado, Punta 
del 'Este y Punta Ballena, cerrando el pa- 
so á'las aguas bravias del Atlántico., la 
isla de Gorriti. 

Las principales poblaciones del departa- 
mento son: Maldonado, que es la capital; 
San Carlos, Pan de Azúcar, Aiguá, Punta 
del Este y fPiriápolis. !N os abstenemos de 
establecer el número de habitantes de ca- 
da una, porque consideramos dudosos 
los datos que al respecto corren por ahí, 
basados en cálculos arbitrarios, ya que el 
último censo data de muchos años atrás. 



Apuntes históricos 

Cuando Juan Díaz de Solís fondeó su 
nave en la bahía que limitan Punta del 
Este y Punta Ballena, designándola con 
el nombre de Puerto de la Candelaria — 
2 de Febrero de 1516 — las costas de Ma’- 
donado estaban habitadas por los indios 
charrúas, agrupados en pequeñas, tribus. 

De sus paraderos se hallaron^ vestigios 
inconfundibles. En ..la garganta de Punta 
del Este, donde ésta se une á los méda- 
nos, y más precisamente, en las proximl- 



— 6 — 


dades de la casilla del cable submarino, 
quien estas líneas escribe recogió, hace 
ya más de cincuenta años, y tan sólo en 
dos horas de tarea, un centenar de piezas 
de piedra labrada por los aborígenes: 
morteros, boleadoras, puntas de flecha, 
mazas, pulidores, etc. Todo aquello y mu- 
cho más, estaba diseminado sobre una su- 
perficie de tierra dura, negra y lisa, que 
antes había cubierto la arena, y que en 
aquel día se hallaba completamente libre 
de ella por efecto de fuertes vientos del 
Sur, quedando así los ejemplares indíge- 
nas como en una exposición, sin cosa al- 
guna que los ocultase. Poco tiempo des- 
pués, anduvo por allá, varias veces, el pro- 
fesor don José H. Figueiras, quien hizo 
un buen acopio de piedras labradas; co- 
mo asimismo otras personas entendidas en 
materia de arqueología. 

Y si hemos citado este punto con par- 
ticular distinción, no ha sido solamente 
porque á él nos ligue un recuerdo perso- 
nal, sino que todo permite presumir que 
el paradero de Punta del Este es uno de 
los que acusa una permanencia más pro- 
longada de las tribus. 

Menos importancia tuvo, sin duda, otro 
paradero cercano de aquél, en la barra 
del arroyo Maldonado, situado sobre un 
lecho de arcilla, medio cuoierto por los 
médanos. 

Tras las huellas de Solís — escribe el 
historiador fernandino don Julián O. Mi- 
randa, á quien seguimos en esta narra* 
ción — se aventuraron más tarde otros na- 
vegantes españoles, á la búsqueda iluso- 
ria de oro y plata en la inmensa cuenca 
del Mar Dulce, dejando en el olvido el 
Puerto de la Candelaria, cuyas costas si- 
guieron siendo morada de los indígenas, 
que con ojo vigilante veían, desde las lo- 
mas cercanas, el pasaje de los buques en 
sus viajes por aquellas aguas. 

* * * 

Convertido nuestro territorio, muchos 
años después, en una gran estancia de 
uso común, poblada primitivamente por 
una cantidad de ganado vacuno que se 



- 7 - 


introdujo durante el gobierno de Hernan- 
darias, surgió la industria del corambre, 
que consistía en matar los animales para 
extraerles el cuero, que luego, secos al 
sol, se embarcaban para Europa. 

Con autorización del gobierno de Bue- 
nos Aires, que cobraba un derecho por el 
permiso que concedía, vinieron á esta ban- 
da del río pandillas de faeneros — llama- 
dos así los que ejercían la industria del 
corambre — los cuales se establecían tem- 
porariamente en las costas de los ríos y 
arroyos, dedicados á la matanza de ga- 
nado. 

Muchos de los primitivos faeneros se 
perpetuaron en la nomenclatura geográ- 
fica del País; entre otros, Francisco .Mal- 
donado, que á fines del siglo XVII ó á 
principios del XVLII, se estableció en las 
cercanías del arroyo que, conjuntamente 
con el departamento y la capital del mis- 
mo, llevan Su nombre. 

* * * 

Enterado el gobierno de la metrópoli de 
las ambiciones lusitanas respecto de este 
nuestro actual territorio — ambiciones que 
ya habían tenido un principio de ejecu- 
ción en 1680, al posesionarse Portugal de 
la costa frente á la isla de San Gabriel y 
al fundar la Colonia del Sacramento, que 
con diversas alternativas retuvo en su po- 
der durante una centuria — ordenó á Bru- 
no Mauricio de Zabala, gobernador á la 
sazón del Río de la Plata, que fortificara 
á Montevideo y Maldonado; lo que hizo 
aquél, aunque de mala, gana, con el pri- 
mer punto, dejando abandonado el se- 
gundo á pretexto de que no se podía fun- 
dar allí una población estable y á que su 
puerto, “por su poca capacidad, no ofre- 
cía cómodo anclaje más que para cinco ó 
seis navios”. ¡Así eran las informaciones 
qiue mandaban al rey de España sus su- 
balternos, para qu e tuvieran exacto cono- 
cimiento de sus dominios americanos! 

En 1717, los franceses, á las órdenes 
de Esteban Moreau, se apoderaron del 
puerto de Maldonado, y ayudados por los 
indios charrúas, embarcaron una considc- 



- 8 - 

rabie cantidad de cueros en cuatro buques 
que tenían allí á sus órdenes. 

Una escuadrilla enviada por Zabala des- 
de Buenos Aires, consiguió desalojar aque- 
lla vez á los franceses, que aun volvis- 
ron á probar fortuna en 1720, siempre al 
mando de Moreau, fortificándose en Mal- 
donado, de donde fueron expulsados, nue- 
vamente, por las fuerzas españolas. 

Estas tentativas y las de los portugue- 
ses. no consiguieron mover el ánimo iu 
Zabala para cumplir las órdenes de su so- 
berano en el sentido de poblar y fortifi- 
car á Maldonado. 


* * * 

La demarcación de límites entre los 
dominios de España y Portugal en es- 
tas regiones — tratado de Madrid de 175 0 
— y la resistencia que opusieron á ello los 
naturales de las Misiones, que venían á 
caer bajo el dominio portugués, influye- 
ron en el ánimo de los gobernadores his- 
panos para no demorar por más tiempo 
la defensa de las propias tierras. 

Con ese objeto, don José Joaquín de 
Viana, primer gobernador de Montevideo, 
se dirigió en Setiembre de 1757 hacia las 
costas del Este, fundando la ciudad de 
Maldonado. 

Sus primeros pobladores fueron 104 in- 
dígenas de las Misiones — 37 hombres, 19 
mujeres y 48 muchachos de ambos sexos 
— á quienes repartió tierras y ganado. 

* * * 

En 1762, don Pedro de Ceballos, 'que 
gobernaba las colonias del Plata, envió á 
Viana á fortificar á Maldonado, dotándo- 
la á la vez de una considerable guarni- 
ción. 

Por esa época fué que se comenzó á 
edificar la “Torre del Vigía", que aun 
subsiste, emplazada en una alta loma, jun- 
to á la ciudad de Maldonado, y desde la 
cual se divisa aquella bahía en toda su 
extensión y aun largo espacio mar afuera. 

* * * 

Creado en 1777 el virreynato de Buenos 
Aires, Ceballos, su primer virrey, estable- 



— 9 - 


ció en Maldonado su cuartel general al 
emprender la campaña por la reconquista 
de Río Grande. Entonces mandó restau- 
rar las primeras fortificaciones, aumen- 
tándolas con nuevas baterías en la isla 
de Gorriti, en Punta del Este y en la pla- 
ya; baterías de que aun quedan vestigios 
que han atraído la atención de la Socie- 
dad de Amigos de la Arqueología, deter- 
minando estudios de singular valor his- 
tórico. 


* * * 

En Abril de 1786, la corte española 
concedió á Maldonado el título de ciudad, 
lo que le permitió tener su Cabildo y 
otras autoridades superiores. Por € sta épo- 
ca, se solicitó del rey el usufructo de la 
caza de lobos, “á objeto de obtener un 
terreno para propios, con sus beneficios”. 

* * * 

Aunque tengamos que retroceder un 
poco en nuestra breve reseña histórica, 
debemos recordar que entre los años 177 3 
y 1776 fué construido el cuartel llamado 
después de dragones, situado en una es- 
quina de la plaza principal de Maldona- 
do, que ocupaba toda una manzana y del 
que quedan aun restos de paredes, forma- 
das con sillares asentados en cal y barro. 

* * * 

Los cabildantes de Maldonado decreta- 
ron en 1798 un escudo como símbolo de 
la ciudad, el cual debía contener el dise- 
ño de un lobo marino y de una pluma. 

El Cabildo solicitó del rey la concesión 
del escudo de armas tal como había sido 
votado. No se manifestó, sin embargo, la 
voluntad real á este respecto — esciibe el 
historiador Atilio Cassinelli — pero al in- 
sistir el Ayuntamiento en una solicitud 
de fecha 15 de Noviembre de 1802, mo- 
dificó los signos heráldicos del proyectado 
escudo: eliminó el lobo marino y puso 
una ballena en su lugar; quitó la pluma 
heráldica, sustituyéndola por un ancla. 

Con fecha 19 de Abril de 1803, se ele- 
vó el pedido al monarca Carlos IV, que 



- 10 - 


por real cédula expedida el 27 de Agosto 
de aquel mismo año y aprobó y concedió la 
gracia que se le solicitaba. 

* * * 

Las invasiones inglesas de 1806 y 1807 
fueron funestas para Maldonado. El re- 
chazo de Popham frente á Montevideo, lo 
obligó ó dirigir sus naves hacia las cos- 
tas del Este. 

No estaba Maldonado en condiciones de 
resistir á tan poderoso enemigo; sin em- 
bargo, se apercibió para la defensa, en la 
medida de sus fuerzas. 

El 29 de Octubre de 1806, la escuadra 
inglesa bombardeaba las baterías de la 
isla de Gorriti y de la costa. Poco des- 
pués, aquellas fuerzas, superiores en nú- 
mero y en elementos de combate, desem- 
barcaban en el puerto. 

Los defensores de la plaza — en total 230 
hombres— se replegaron en la ciudad, to- 
mando posiciones en el edificio de la igle- 
sia en construcción y en la casa del ofi- 
cial de la Real Hacienda. 

Tras una tenaz resistencia, la ciudad 
cayó en poder de las fuerzas inglesas. 
También capituló la guarnición de la is- 
la de Gorriti. 

Concluida aquella guerra con la reti- 
rada de los invasores, que abandonaron 
en derrota el Río de la Plata, volvieron 
las posesiones españolas á la vida colo- 
nial. 


* * * 

El movimiento de Mayo de 1810 encon- 
tró eco simpático en la Banda Oriental; 
uno de los primeros pueblos que se adhi- 
rieron á él, fué Maldonado; pero el go- 
bierno de Montevideo desconoció á la nue- 
va autoridad revolucionaria, por lo que 
los vecinos ad/hcrentes debieron buscar su 
salvación en la huida. 

El nuevo gobierno de Buenos Aires; 
comprendiendo la importancia del puerto 
de Maldonado, dispuso su habilitación pa- 
ra el comercio de importación y exporta- 
ción, siguiendo los consejos de Mariano 
Moreno, que decía al respecto 1 0 que si- 



-li- 


gue: “Para proceder con acierto, se han 
registrado en Secretaría los documentos 
antiguos que empezaron á formarse desde 
el gobierno de don Pedro Ceballos. Este 
jefe, cuya buena memoria recomienda sue 
aserciones, instó á la Corte, con eficacia, 
sobre la fortificación y fomento de Mal- 
donado; representó repetidas veces la im- 
portancia de este punto y llegó á afirmar 
en un oficio, que España no debía contar 
con un comercio directo al Perú por el 
Río de la Plata, sino en cuanto conservase 
la segura posesión de aquel puerto". Ce- 
ballos y Moreno, dos hombres de largas 
vistas políticas — comenta el ya citado his- 
toriador Miranda — coincidían, como se ve, 
al través del tiempo, en suíj miras :es- 
pecto al puerto de Maldonado. 

* * * 

Al grito de Ascencio y á la voz domina- 
dora de Artigas, respondió Maldonado con 
patriótico entusiasmo. Muchos fueron los 
vecinos que empuñaron las armas, al man- 
do de Manuel Francisco Artigas, hermano 
del gran caudillo; entre I 03 alistados sé 
encontraban José Machado, Pablo Pérez, 
José de León, Ventura Alegre, Leonardo 
Olivera y Paulino Pimienta. 

La invasión libertadora del año 25 lla- 
mó de nuevo á los orientales á combatir 
contra los usurpadores del suelo patrio. 
Las milicias de Maldonado, al mando de 
Leonardo Olivera, se distinguen en todas 
las acciones de guerra, desde el asalto á la 
fortaleza de Santa Teresa hasta Ituzaingó. 

* * * 

En el cuadro de los grandes servidores 
de la Independencia figuran con honor tres 
vecinos de Maldonado, cuyos nombres per- 
petua la historia con toda justicia: Ventu- 
ra Alegre, Leonardo Olivera y Francisco 
Aguilar. 

El que después fué coronel Ventura 
Alegre, se inició en la carrera de las ar- 
mas en las campañas de Artigas; luego, 
con su amigo Eugenio Garzón, se incor- 
poró al ejército de San Martín en su expe- 



- 12 - 


dición al Alto Perú, distinguiéndose en las 
batallas de Zepita y Junín; al producirse 
la renuncia de San Martín en 1822, Ale- 
gre continua en el Ejército Libertador al 
mando de Bolívar, tocándole honrosísima 
actuación en la batalla decisiva de Aya- 
cucho, bajo las órdenes del general Sucre. 
Vuelto á Buenos Aires, se incorpora al 
Ejército Republicano, comandado por Al- 
vear, en su acción contra el Brasil, si- 
guiendo toda la campaña hasta It'uzaingó, 
en la que peleó denodadamente ya como 
jefe del 2. o de infantería, para venir á 
morir poco después en las calles de Mal- 
donado, sorprendido por unas fuerzas bra- 
sileñas destacadas en Punta del Este. 

El coronel Olivera se inició también en 
las campañas de Artigas; tócale actuar 
bajo el comando de Rivera en la infausta 
jornada de India Muerta; enfundó su espa- 
da después de vencida la resistencia arti- 
guista, para reaparecer en 1825, en la cos- 
ta de Monzón, junto á Rivera. Lueigo fué 
puesto por Lavalleja al frente de las mi- 
licias de Maldonado, tocándole una actua- 
ción brillante y principalísima en la cono- 
cida acción de “Los Galpones”, punto cer- 
cano á Colonia. Se halló en la batalla de 
Sarandí, siempre como jefe d e las milicias 
del Maldonado y el 31 de Diciembre de 
aquel mismo añ 0 de 1825, tomó con sus 
fuerzas, por asalto, la Fortaleza de San- 
ta Teresa. 

Libros se han escrito sobre la vida mi- 
litar y cívica de los gallardos coroneles 
Alegre y Olivera; aquí sólo podemos dar 
escuetas noticias de lo que fueron en sus 
servicios á la patria. 

Nos queda para cerrar e^tos breves 
apuntes históricos, la merecida referencia 
á don Francisco Aguilar, canario de naci- 
miento, que se estableció en Maldonado á 
principios del siglo XIX, dedicándose á los 
negocios. Era hombre de limpia ejecuto- 
ria, hijo de un gobernador de las islas 
Canarias.. Había estudiado en Inglaterra, 
recogiendo las enseñanzas de libertad de 
que es cuna aquella gTan nación. Fué asi 
que simpatizó con la revolución del año 
11, á la que prestó muy buenos servicios, 



- 13 - 


como también á la cruzada de 1825. Fué un 
hombre emprendedor y progresista. El ju- 
ramento de la Constitución del año 1830, lo 
hicieron ante él los vecinos de Maldonado, 
ya que, como Alcalde Ordinario, era la 
mas alta autoridad. Fué diputado y sena- 
dor en varias legislaturas. 

Tales, á muy grandes rasgos, las tres 
personalidades á cuya memoria rinde jus-. 
t’iciero tributo el pueblo del departamento 
de Maldonado. 


La propiedad raíz rural 

Maldonado es uno de los departamen- 
tos en que está más subdividida la tierra. 
Sus 468.315 hectáreas de propiedades ru- 
rales corresponden á 7094 fracciones, se- 
gún los datos del empadronamiento oficial 
al cerrar el año 1929. Rocha, con más del 
doble de extensión, está dividido en 6237 
fracciones. Solo aventajan en e6te pun- 
to á Maldonado, los departamentos de Ca- 
nelones y Colonia, con 441.542 hectáreas 
de tierra rural el primero, divididas en 
13.786 fracciones, y con 600.081 hectáreas 
el segundo y 8419 fracciones. 

He aquí la clasificación, por areas, de 
la propiedad raíz rural de Maldonado: 

Número de 

Hectáreeas propiedades 



Total 


7.094 



- 14 - 


Clasificación por valores, según aforo ofi- 
cial: 

Número de 
propiedades 


De 

$ 

0 

á 

»» 

»i 

501 

>i 

t > 

»» 

1.001 

»> 

*t 

»» 

5.001 

*i 

rt 

n 

10.001 

»» 

• i 

»» 

50.001 

»» 

if 

n 

100.001 

» » 

n 

ii 

200.001 

• i 



Total . 

... 


500 

2.059 

1.000 

1.358 

5.000 

2.816 

10.000 

567 

50.000 

274 

100.000 

14 

200.000 

5 

300.000 

1 


7.094 


Al cerrar este capítulo debemos hacer 
constar una observación. 

La Dirección General de Estadística y 
todas las geografías de la República que 
hemos consultado, asignan al departamen- 
to de Maldonado una extensión de 4.111 
kilómetros cuadrados; ó sean 411.100 hec- 
táreas. Sin embargo, el empadronamiento 
de la propiedad rural solamente, llega á 
468.315 hectáreas. Agréguese á esa cifra 
la extensión de las lagunas que hay dentro 
del departamento, unas 12.000 hectáreas; 
la extensión que ocupan las plantas urba- 
nas de las ciudades v pueblos, la de los 
caminos, etc. y se llegará bien á los 5.000 
kilómetros cuadrados. 

¿De donde surge esa contradicción entre 
las informaciones oficiales? La Dirección 
General de Estadística se atiene á los cál- 
culos de las extensiones departamentales 
dejados por el geógrafo general José Ma- 
ría Reyes. Ahora bien; como esos cálculos 
son anteriores á la segregación de Rocha, 
debemos suponer, y para ello tenemos al- 
gún fundamento, que el error estuvo al 
asignar el kilometraje á aquel departa- 
mento, dejando el resto para Maldonado. 


Población 


El censo de 1908 dió al departamento 
de' Maldonado 28.820 habitantes. Según 
datos de la Dirección General de Estadís- 
tica, de entonces á acá esa cifra casi se 



— 15 - 


ha duplicado: al ceTrar el año 1929 era 
de 55.815, lo que da 13.58 habitantes por 
kilómetro cuadrado. En este último senti- 
do, solo ocupan plano superior los siguien- 
tes departamentos de campaña: Canelones 
con 35.15 habitantes por kilómetro cuadra- 
do y Colonia con 18.55. En todos los de- 
más, la densidad de la población es infe- 
rior, hasta llegar á 3.94 habitantes por ki- 
lómetro cuadrado que corresponde á Ar- 
tigas. 

Rentas públicas 

Damos á, continuación un cuadro de la 
recaudación en el departamento por con- 
cepto de Contribución Inmobiliaria, Pa- 
tentes de Giro, Papel Sellado, Timbres de 
Comercio, Timbres de Patentes, Herencias 
y Donac : ones, Impuesto Hipotecario^ Es- 
tampillas, Patente Adicional, Patentes de 
Perros. Impuesto General Municipal, Pe- 
sas y Medidas, etc!; recaudaciones éstas 
que efectúa la Administración de Rentas. 


Ejercicios 


Impuestos 

1914-1915 

.... $ 

77.686.59 

1915-1916 

tt 

102.757.97 

1916-1917 

99 

111.516.37 

1917-1918 

9 9 

126.836.12 

1918-1919 

99 

118.136.13 

1919-1920 

99 

125.754.88 

1920-1921 

», 

151.639.33 

1921-1922 

9 9 

130.000.30 

1922-1923 

99 

160.075.77 

1923-1924 

99 

164.060.03 

1924-1925 

99 

165.259.47 

1925-1926 

9 9 

173.296.22 

1926-1927 

99 

201.916.20 

1927-1928 

9f 

230.727.35 

1928-1929 

99 

207.832.34 

1929-1930 


218.235.80 


Administración municipal 

El Concejo Departamental de Maldona- 
do es uno de los pocos, si no el único, que 
prácticamente no tiene deudas. El manejo de 
los fondos comunales es correcto. A ese res- 
pecto, encontramos en un reciente informe 
del Jefe Interventor de Hacienda, Sr. Cor- 



— 16 - 


nú, 10 siguiente: “La corrección en el ma- 
nejo de fondos por los Concejos, es tra- 
dicional en esta Comuna”. 

En 1929, las rentas municipales recau- 
dadas ascendieron á $ 158.338.71. 

Los gastos, incluso $ 5.000 de amorti- 
zación de una vieja deuda á las Usinas 
Eléctricas del Estado, proveniente de la 
época de las Intendencias, sumaron pesos 
124.330.33. 

Se invirtieron en ese año por concepto 
de sueldos y jornales, $ 57.480.06; por 
vialidad, $ 22.629.69; por alumbrado^ pe- 
sos 21.123.93; por otros diversos rubros, 
$ 23.096.65. 

El cálelo de recursos para este año de 
1930, se eleva á $ 180.714.07. Se incluyen 
nuevos impuestos por valor de 26.763.58 
pesos: á los terrenos baldíos, á las bebidas 
alcohólicas, al tabaco y por nueva nomen- 
clatura. 

Se ha establecido el sueldo progresivo 
para el personal municipal; á vialidad ru- 
ral y urbana se destina una tercera part’e 
de las rentas. Los nuevos impuestos están 
afectados á diversas obras: plaza de de- 
portes, formación de nuevos parques y fo- 
mento agronómico. 


Jefatura de Policía 

•Son once las secciones policiales del de- 
partamento, á saber: 

1. a Maldonado 

2. a San Carlos 

3. a Pan de Azúcar 

4. a Mataojo 

5. a Solís Grande 

6. a José Ignacio 

7. a Garzón 

8. a Aiguá 

9. a La Coronilla 

10. a Punta del Este 

11. a Piriápolie 



- 17 — 


Desde Enero de 1868 á Agosto de 1860» 
actuó como Jefe de Policía del departa- 
mento, el teniente coronel don Sandalio 
Ximénez; desde Setiembre de 1869 & 
Enero de 1875, don Honorio P. Fajardo; 
desde Febrero de 1875 á Junio del mismo 
año, don Francisco M. Acosta; desde Ju- 
lio de 1875 á Agosto del mismo, el co- 
ronel don Miguel M. Aguiar; desde Agos- 
to de 1875 á Enero de 1877, el coronel don 
Sandalio Ximénez; desde Febrero de 1877 
á Enero de 1878, don Justo R. Pelayo; 
desde Febrero de 1878 á Junio de 1880, 
don Vicente Garzón; desde Julio de 1880 
á Julio de 1881, don Honorio P. Fajardo; 
desde Agosto de 1881 á Febrero de 1886, 
el coronel don Sandalio Ximénez; desde 
Marzo de 1886 á Noviembre de 1890, don 
Elias L. Devincenzi; desde Diciembre de 
1890 á Setiembre de 1897, el coronel gra- 
duado don Melchor R. Maurente; desde 
Noviembre de 1S97 á Marzo de 1 903. don 
Juan José Muñoz; desde Abril de 1903 á 
Diciembre del mismo año. don Teófilo 
Bentancourt; desde Enero de 1904 á Se- 
tiembre de 1905, el coronel Melchor R. 
Maurente; desde Setiembre de 1905 á Ju- 
nio de 1907. don Alberto Gómez Folie: 
desde Julio de 1907 á Diciembre del mis- 
mo año, don Enrique Guinasso; desde 
Enero de 1908 á Febrero de 1911, el co- 
ronel don Andrés Pacheco; desde Marzo 
de 1911 hasta Febrero de 19.19, don Ray- 
mundo Delfino; desde Marzo de 1919 has- 
ta Febrero de 1923, don Carlos J. Herre- 
ra; desde Marzo de 1923 hasta Febrero 
de 1927, don Jaime H. Pou; desde Marzo 
de 1927 hasta la fecha, don Alberto Ga- 
rrido Barrios. 


Banco de la República 

Situación de las colocaciones en cuen- 
tas corrientes y valores descontados al fin 
de los año® que se determinan, en las 
cuatro sucursales que tiene el Banco de 



- 18 — 


la República en el departamento: Maído- 
nado, San Carlos, Pan de Azúcar y Aiguá. 

Cuentas Corrientes: 


1928 $ 351.800.97 

19-29 ” 472.301.08 

Valores descontados: 

1928 $ 1.960.093.40 

1929 ” 2.392.908.46 


Usinas Eléctricas 


La Usina Eléctrica de Maldonado, inau- 
gurada el 23 de Diciembre de 1917, su- 
ministra energía, además de á la propia 
ciudad, á San Carlos y Punta del Este. 

La de Pan de Azúcar fué inaugurada 
el 19 de Abril de 1929, y la de Aiguá, 
el 15 de Juinio del mismo año. 

Producción, por poblaciones, en el ejer- 
cicio económico 1929-1930: 


Maldonado 

San Carlos 
Punta del Este . 

Aiguá 

Pan de Azúcar . 


$ 21.691.51 
” 27.816.15 
" 15.389.05 
” 7.301.95 
” 6.803.30 


Instrucción Pública 

Hay en el departamento 56 escuelas: 
10 urbanas y 46 rurales. Funcionan dos 
cursos nocturnos, uno en Maldonado y 
otro en Aiguá. 

Componen el personal enseñante, 111 
maestros: 16 varones y 95 mujeres. 

Los niños matriculados llegan, aproxi- 
madamente, á 5.0-00. 

A este respecto podemos dar una esta- 
dística muy interesante, que demuestra 



— 19 — 


el crecimiento de la instrucción pública 
en el departamento al través de los anos: 


Años 

Inscripi 

1890 

996 

1895 

1627 

1900 

1488 

1905 

1754 

1910 

2214 

1915 

2589 

1920 

2906 

1925 

3600 

1926 

3810 

1927 

4331 

1928 

4598 

1929 

4717 

1930 

5000 


El censo escolar de 1928 acusó una 
existencia de 8.127 niños en edad de es- 
cuela, en el departamento; de los cuales 
3.122 eran analfabetos. 


Enseñanza Secundaria 

Hay dos institutos de enseñanza secun- 
daria en el departamento: uno en Maído- 
nado y otro en San Carlos. 

El primero fuó inaugurado el 11 de 
Abril de 1913, con una inscripción de 31 
alumnos de primer año. Desde entonces 
ha ido aumentando la inscripción, año 
tras año, hasta el número de 124 que co- 
rresponde al año corriente. 

El Liceo de San Carlos es un testimo- 
nio de lo que pueden la iniciativa priva- 
da y el esfuerzo personal de los hombres 
en beneficio de la cultura popular. Sur- 
gió así aquella casa de estudios, por vo- 
luntad de unos cuantos ,sin apoyo oficial 
alguno. 

¿De quién fué la idea? Esto no impor 
ta averiguarlo, desde que lo esencial et 
Ja realización del pensamiento, en lo que 
tuvo parte principalísima el actual direc- 



- 20 - 


tor del instituto, señor Juan Surroca 
Quartino. 

Un grupo de profesionales constituyó el 
cuerpo de profesores. Nadie negó su con- 
curso; antes bien, todos se adelantaron 
á ofrecerlo 

Al abrir sus puertas el Liceo, en 1921, 
contó con 22 alumnos, los que á fin de 
año rindieron examen en el Liceo de Mal- 
donado, en el carácter de estudiantes li- 
bres. 

El número de inscriptos continuó e^ 
aumento. Los exámenes siguieron efec- 
tuándose en Maldonado; siempre en la 
forma que queda dicha. 

En Febrero de 1928, ya reglamentado 
el Liceo por la Universidad, la inscripción 
llegó al número de 46. 

El 19 de Octubre de aquel mismo año, 
fué declarado oficial el establecimiento. 
La inscripción fué de 62 estudiantes en 
1929 y de 80 en el año actual. 

Escuelas Industríales 

También son dos las escuelas indus- 
triales que hay en el departamento, y lo 
mismo que los liceos, una en San Carlos 
y otra en Maldonado. 

Aquélla se fundó el 2 de Marzo de 1925 
por iniciativa de un grupo de personas 
de la localidad, entre las que figuraban, 
en primera línea, los señores Enrique 
Brun y Pintos, José María Maurente, 
Narciso Borges, Alfonso Grieco y Julio 
Baeza . 

Se inscribieron 184 alumnos, entre va- 
rones y niñas. Como acontece en esta cla- 
se de iniciaciones, la novelería ejerció 
mucha influencia en las solicitudes de in- 
greso; al cabo de pocos meses, el núme- 
ro de asistentes había quedado reducido 
á cien. Y alrededor de esa cantidad ha 
oscilado la matrícula en los años subsi- 
guientes. 

Se enseña corte y confección, labores, 
dibujo técnico, dibujo decorativo, carpin- 
tería y cestería. 

Al principio se anexó á la Escuela un 
curso de industria lechera, que tuvo á su 



- 21 ~ 


cargo el ingeniero agrónomo don Ernesto 
Villegas Suárez. La escasez de alumnos 
para esta clase, determinó su supresión, 
lo que es de lamentar, porque aquella en- 
señanza, bien orientada como estuvo, ten- 
día á perfeccionar los procedimientos en 
una industria de verdadero porvenir en el 
país. 

La Escuela Industrial de Maldonado 
responde, si se quiere, á una finalidad so- 
cial mayor que todas las establecidas en 
la República. Como medio de desconges- 
tionar el hospicio de huérfanos á cargo 
de la Asistencia Pública, ésta mantiene 
permanentemente en Maldonado, bajo la 
vigilancia de una distinguida educacionis- 
ta, la señora Florentina D. de Cuervo, al- 
rededor de doscientos niños, que se ha- 
llan distribuidos en casas de familia de 
aquella ciudad, mediante la paga de doce 
pesos mensuales por cada uno, con la 
obligación, por parte del albergador, de 
vestir y educar al huésped. Pensando en 
el porvenir de éstos y sin perjuicio de que 
el bien se generalizase á toda la pobla- 
ción, la señora de Cuervo solicitó y ob- 
tuvo de la Asistencia Pública una sub- 
vención mensual, que ésta fijó en tres- 
cientos pesos, para concurrir á la funda- 
ción de una Escuela Industrial en Maldo- 
nado. 

Al efecto se constituyó una comisión de 
vecinos, que preside la señora de Cuervo. 
Esto fué el 19 de Abril de 192-5. 

Depositadas las cuotas en la sucursal 
del Banco de la República, á medida que 
se recibían, llegóse á reunir una canti- 
dad que, si no recordamos mal, llegó á 
ocho mil pesos, con lo que se construyó 
un edificio apropiado, sobre terreno do- 
nado por la Municipalidad. 

La inauguración se efectuó en Octubre 
del año pasado. Tiene la Escuela alrede- 
dor de cien alumnos, entre varones y mu- 
jeres. 

Por el momento, sólo se dan dos cur- 
sos: corte y confección y carpintería. Ver- 
dad es que para el sostenimiento apenas se 
cuenta con los trescientos pesos mensua- 
les con que concurre la Asistencia Pú- 



22 — 


blica. Se tiene la promesa de la coopera- 
ción del Consejo Superior de Enseñanza 
Industrial, lo que permitirá organizar con 
más holgura el establecimiento, á la vea 
que ampliar el número de cursos. 


Asistencia Pública 

Ha# en Aiguá un jpeq'ueño hospital, 
debidamente instalado. Fuó inaugurado el 
27 de Marzo de 1927. 

En las miemas condiciones tiene el 
suyo iPan de Azúcar. 

iMás amplio y completo, es el hospital 
de San Carlos. Este y el de Pan de Azú- 
car, fueron inaugurados el mismo día, 
el 14 de Octubre de 1928. 

Con la donación de las dietas de se- 
nador por el doctor Ramón P. Díaz, que 
ascienden á 25.000 pesos, se proyecta 
construir un edificio para policlínica en 
la ciudad de Maldonado, con plan pa- 
ra levantar luego un -hospital, tal como 
corresponde á ’as necesidades de aquella 
población. Se cuenta para ello con tres 
hectáreas de terreno aportadas por la Mu. 
nicipalidad. 


Riqueza agropecuaria 

No sobresale Maldonado por su produc- 
ción ganadera ni tampoco por la calidad 
de ©us ganados; sobre todo en la compa- 
ración con aquellos departamentos que si- 
guen la evolución de la ganadería paso á 
paso, sin omitir sacrificios de dinero en 
la compra de reproductores. Acaso cons- 
pira contra ese adelanto pecuario, la sub- 
división de la tierra, que ha reducido el 
número de estancias. Fracciones mayores 
de mil hectáreas, hay apenas cuarenta en 
aquella circunscripción departamental, y 
entre ellas sólo once mayores de mil qui- 
nientas hectáreas, sin pasar ninguna de 
cuatro mil, en un país donde abundan 
los campos ds un solo dueño con treinta 
y cuarenta mil hectáreas. 

De la existencia de ganados no pode- 



- 23 - 


mos dar datos absolutas de valor actual: 
acaba de hacerse un censo que aun no ha 
sido liquidado en cifras ciertas. 

El censo ganadero de 1924 atribuía al 
departamento de Maldonado estas canti- 
dades: 

Vacunos 169.273 

Ovinos 815.399 

Porcinos .... 9.496 

Sobre estas cantidades, las autoridades 
competentes en la materia calculan un 
aumento de 33 por ciento. 


En el ejercicio 1927-28, último de que 
se tienen noticias sobre agricultura, ha- 
bía en el departamento 16.6 30 hectáreas 
sembradas de trigo; 9.410 de maíz; 
1.290 de* avena; 36 de cebada; 7 de al- 
falfa; 16«0„ de porotos; 115 de papas y 
24-6 de boniatos. 

■Los predios dedicados á agricultura 
fueron 1.846, de los cuales 1.115 eran 
explotados por los propios dueños; 418 
por arrendatarios y 313 por medianeros. 

En 1929 había 25 6 hectáreas con vi- 
ñas, con un total de 903.075 cepas. La 
producción total fué de 958.427 kilos de 
uva. Se elaboraron 613.411 litros de vino. 


Minas y canteras 

'Hablaremos primero de estas últimas, 
ya que son, por el momento, las que tie- 
nen más positiva importancia comercial. 

Desde hace más de setenta años, y sin 
interrupción, se explotan en Maldonado 
dos canteras de piedra calcárea. Una de 
ellas es la conocida por la “Cantera del 
Sauce”, por estar situada en las cercanías 
de la laguna de ese nombre. Fué, en la 
época de su iniciación, y hasta muchos 
años después, de los hermanos Samuel 
y Alejandro Lafone y luego de sus suce- 
sores; más tarde, de don Ambrosio Gó- 
mez, y, finalmente, de González, Sidí y 
Fiochi, quienes la vendieron á don Juan 
Hoover y éste á un señor Sabaté, de Bue- 



- 24 - 


nos Aires, que es su actual propietario. 

La otra, que fué del general don Ger- 
vasio Burgueño y que hoy explota la 
Compañía de Materiales de Construcción, 
situada entre Solls Grande y Pan de Azú- 
car, á unos siete kilómetros de la vía del 
Ferrocarril del Estado, es famosa no sólo 
por su piedra calcárea, sino también por 
sus mármoles incomparables, como de ello 
hay comprobación evidente en el revesti- 
miento del Palacio Legislativo, en la obra 
ornamental exterior del mismo, como asi. 
mismo en la del salón de Pasos Perdidos. 
Y es de notar, que esos mármoles no sólo 
se utilizan en el País y en la Argentina, 
sino que han conquistado otros mercados 
al través del océano, principalmente en 
los Estados Unidos, donde hay suntuosos 
edificios ornamentados con ellos. 

Tanto la piedra calcárea de la “Cante- 
ra del Sauce”, que es azul, como la de la 
“Cantera de Burgueño”, que es blanca, 
veteada, Tinden un porcentaje de carbona- 
to de cal insuperable: la primera, algo 
más de 94 por ciento; la segunda, entre 
96 y 98 por ciento. 

De estas canteras proviene la mayor 
parte de la cal que se consume en Mon- 
i e video. 

Debemos recordar á los montevideanos, 
ya que muchos de ellos no lo sabrán, que 
las cuatro columnas que adornaban hasta 
hace bien pocos días el frente del edificio 
del Banco de Londres, en la calle Cerrito, 
eran de mármol extraído en la Cantera de 
Burgueño, y colocadas allí en 1856, hace 
ya la friolera de 74 años. 

Otras canteras famosas son las de gra- 
nito y pórfido que existen en Piriápolis; 
famosas por su calidad y por la abundancia 
de su producción. 

Y á estas riquezas del suelo de Maído- 
nado, debemos agregar sus yacimientos de 
cobré, plomo, plata, asbesto (amianto) y 
carbón, muchos de ellos denunciados y 
otros en explotación. 

La historia de la industria extractiva 
en Maldonado, no puede caber dentro del 



- 25 — 


reducido espacio de que disponemos en 
estas páginas. 


Bosques 

Maldonado se enorgullece, y á justo tí- 
tulo, de ser el departamento que tiene 
más extensión de. tierra cubierta de bos- 
ques formados por la mano del hombre, y 
en primer término, de su Rosque Munici- 
pal y -de los grandes pinares levantados so- 
bre los médanos de arena movediza que 
circundan la bahía. 

Entre los primeros plantadores de pinos 
marítimos, ocupa lugar prominente don 
Enrique Burnett, británico, que se estable- 
ció en Maldonado hace más de sesenta 
años, y que dejó como obra perdurable de 
su esfuerzo perseverante, algunos centena- 
res de hectáreas cubiertas de pinos. Le si- 
guen, ya como plantadores ó como simples 
propietarios de bosques, en los que hay 
también eucaliptus, acacias y álamos, En- 
rique Burnett (hijo), L. Alonso Pérez, Luis 
J. Supervielle, la Sociedad Pinares de Mal- 
donado, O. J. Marconi, G. Acosta Viera, la 
sucesión del doctor Bergalli, la sucesión de 
don Manuel Starost, Herrera Vega, la su- 
cesión del doctor Sienra y Carranza. Ca- 
brera Hnos., Julio de la Fuente, la viuda de 
Giot, Eduardo Thomas y otros muchos. 

Todos estos bosques ocupan, en conjun- 
to, alrededor de 1.600 hectáreas. 

Además, está el bosque de Lussich en 
Punta Ballena, 900 hectáreas, con más de 
tres millones y medio de árboles de las 
más variadas especies; el de la Sociedad 
Balnearia de Solís, en la Punta de la Sie- 
rra de las Animas, 700 hectáreas, y final- 
mente, los bosques de Piriápolis, cuya ex- 
tensión se calcula en unas 1.50D hectáreas. 

En suma: / .70u hectáreas de magnífi- 
cos bosques. 


Datos electorales 

En la elección de diputados nacionales 
efectuada en Noviembre «de 1928, hubo 
9.744 votos válidos emitidos, que corres- 



- 26 - 


ponden á los siguientes lemas: 

Partido Nacional 3592 

Partido Colorado 2077 

Por la Tradición Colorada 2316 

Partido Colorado General Fruc- 
tuoso Rivera 1547 

Partido Colorado Radical 70 

Agrupación Colorada Juventud Ri- 

verista 19 

U-nión Cívica del Uruguay 77 

Partido Socialista 9 

Partido Comunista 26 

Partido Blanco 11 


Total 9744 


Puede calcularse que hay en el departa- 
mento de Maldonado 12.000 inscripciones 
en vigor. 


Isla de Lobos 

La llamada por excelencia isla de Lo- 
bos está situada frente á Punta del Este; 
algo más al Sur que está. Tiene unos 1.500 
metros de longitud por 800 en la parte 
más ancha. 

Debe su nombre y su celebridad á las fo- 
cas que la frecuentan. 

Esta, como las de las del Polonio, las de 
Castillos y las de la Coronilla, fueron ex- 
plotadas siempre con buenos rendimientos. 

Ya en 1790, una compañía maritima se 
dedicó en Maldonado á la matanza de lobos 
marinos. Según don Isidoro de María, di- 
cha empresa envió á España, en aquella 
época, 17.561 cueros de lobo y 3.605 pipas 
de grasa de lobo y de ballena. 

Antes, por el año de 1796, gozando ya 
de justa fama los lobos marinos de nues- 
tras costas, el Cabildo de Maldonado so’i- 
cltó del Rey el usufructo de la caza de di- 
chos animales, “á fin de obtener un terre- 
no para propios, con sus beneficios”. 

Desde 1823 á 1842, fué concesionario 
don Francisco Aguilar; de 1843 á 1847, 
don Juan Susviela y don Francisco Anto- 
nino Vidal; de 1848 á 1865, los hermanos 
Samuel y Alejandro Lafone; de 1866 á 
1875, el general Francisco M. Acosta y el 



- 27 — 


coronel Manuel Aguiar; de 1876 á 1885, el 
general Francisco M. Acosta, sus hijos 
Norberto y Francisco y el coronel Angel 
Casalla; de 1886 á 1895, los señores Ama- 
ro Carve, Honorio P. Fajardo, Máximo Ta- 
jes, Manuel Pagóla, Ruperto Fernández, 
Esteban y Valentín Martínez, Francisco L. 
Barreto, Salvador Tajes, Joaquín Mascaró 
y Joaquín Santos; de 1896 á 1903, los se- 
ñores Américo Beisso, Leoncio Gandós y 
Emilio Avegno; de 1904 á 1908. “The Uru- 
guay Lobos Fishing Company”; desde en- 
tonces acá, la explotación de las is'as de 
lobos se ha realizado directamente por 
cuenta del Estado. 

Los productos de las islas, desde 1873 á 
1908 — 36 años — dieron estos promedios 
anuales: 14.875 cueros y 32.763 kilos de 
aceite. 

Durante la administración por el Esta- 
do> excluidos los años 1909, 1913, 1915, 
1917, 1918 y 1930 en que no se faenó, lo*s 
promedios de productos fueron éstos: 2700 
cueros finos, de lobos de dos pelos; 5300 
cueros ordinarios, de pelucas y de bayas, 
según la denominación vulgar, ya sean ma- 
chos ó hembras, y 27.000 kilogramos de 
aceite. 

En cuanto á los beneficios líquidos, te- 
nemos estos datos del período de adminis- 
tración por el Estado.: 


1910 $ 38.101.05 

1911 ” 17.266.47 

1912 M 8.355.21 

1914 ” 7.076.94 

1916 M 2.999.69 

1919 M 73.677.93 

1920 ” 11.004.49 

1922 ” 9.808.61 

1926 ” 1.305.37 

1927 ” 1.793.79 

1928 ” 1.867.77 


Las notables diferencias que aquí se 
comprueban, dependen, principalmente, 
del precio alcanzado por los cueros finos; 
en 1919, por ejemplo, se vendieron en los 
Estados Unidos, ó veintidós pesos cada 
uno, y hoy no hay quien pague ni cinco 



- 28 - 


pesos. Los cueros finos de la faena de 
1929, aún están depositados en el Ins- 
tituto de Pesca, sin haberse podido colo- 
car por ausencia de interesados. Los 
cueros ordinarios los compra, en su ma- 
yor parte, la Intendencia «General del 
Ejército y la Armada, con los que fabrica 
botines y correaje© de primer orden. 

Además de las anualidades establecidas 
en los respectivos contratos, que fueron 
de $ 32.000 y de 4:6.300 las últimas, las 
empresas concesionarias estaban obligadas 
á pagar un impuesto municipal por cada 
cuero y otro por cada diez kilogramos de 
aceite; impuestos que se repartían por 
partes iguales las Municipalidades de 
Maldonado y Rocha. Los beneficios que 
hoy obtiene el Estado, se reparten como 
sigue, de acuerdo con la ley que creó las 
Intendencias Municipales: 50 o|o para la 
Asistencia Pública; 25 o|o para la Muni- 
cipalidad de Maldonado y 2>5 o|o para la 
de Rocha. 

La Isla de Lobos dió siempre tantos 
ó más rendimientos que todas las otras 
juntas. Tan poco© produ'ros se recogen do 
éstas últimas — situadas sobre las costas 
de Rocha — y tan elevados son los gas- 
tos de explotación, que se ha pensado en 
abandonar la faena en ellas. 

A la Isla de Lobos se le llamó también, 
como al Banco Inglés, “cementerio de bu- 
ques”, por lo frecuentes que eran los 
naufragios en aquel punto. Hoy sólo que- 
da el recuerdo de tan triste fama. 

En 1906 se erigió en la extremidad 
norte de la isla un magnífico faro, en to- 
rre de hormigón, con una altura focal 
de 66 metros sobre el nivel del mar. 
Es de primera magnitud, como corres- 
ponde á aquel punto de recalada, con 
destellos blancos cada cinco segundos. 

En estado medio de transparencia at- 
mosférica, es visible á 21 millas marinas. 

El faro está dotado, además, de una 
señal acústica para los día© de niebla: 
una sirena que funciona por medio de 
aire comprimido. 

■Hay también en la isla una estación de 
telegrafía sin hilos, que responde al lia- 



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mado C. W. B. y que tiene un alcance 
de 1*50 kilómetros. 


La Iglesia de Maldonado 

Fué comenzada por los españoles duran- 
te su dominación, y abandonada, ein ha- 
berse llegado á cerrar ni la nave principal, 
en 1806, cuando la invasión inglesa. 

Dutante muchos años sirvió de cuar- 
tel, hasta que á fines de 1895 se p'jso 
término á la obra, para lo cual -se desti- 
naron las rentaa municipales provenien- 
tes de los impuestos á los "cueros y al 
aceite de lobos. 


El “Marco de los Reyes” 

La ciudad de Maldonado conserva cui- 
dadosamente, con verdadero sentimiento 
del valor histórico que tiene, el último 
de los tres marcos que se llegaron á co- 
locar en nuestro territorio de acuerdo con 
el tratado de demarcación de límites ce- 
lebrado en Madrid por plenipotenciarios 
de España y Portugal el 13 de Enero 
de 17'50. 

Ese obelisco construido de mármol 
blanco, con ligeras vetas roaadas, fué si- 
tuado por ambas comisiones de límites 
en la Sierra del Carapé, en el punto que 
desde entonces se denominó el Cerro de 
los Reyes. 

Rotas posteriormente lae relaciones 
hispano-lusitanas, y modificadas luego las 
líneas divisorias por nuevos tratados, 
aquel marco, como loe dos que se habían 
colocado antes — uno en Castillos y otro 
en India Muerta — perdió por completo 
su originaria significación internacional, 
quedando abandonado en el lugar de su 
ubicación, como cosa inútil. 

La saña de los españoles, dueños del 
campo, dejó huellae en las inscripciones 
grabadas en los marcos, algunas de las 
cuales aparecen hoy ilegibles, destruidas 
evidentemente con el propósito de borrar- 
las. El tiempo y la ignorancia de las gen- 



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tos contribuyeron después al derrumbe 
de aquellos monumentos históricos. 

Cúpole á la Junta E. Administrativa del 
departamento de iMaldonado, el honor de 
promover la reconstrucción del marco si- 
tuado dentro de los límites de su juris- 
dicción, á cuyo efecto nombró en 1895 
una comisión de vecinos que se trasladó 
hasta la Sierra del Carapé, acometiendo 
la tarea, en aquel punto, de recoger una 
por una las piedras del obelisco, que se 
hallaban diseminadas por el campo, mu- 
chas de ellas cubiertas de tierra ú ocultas 
por las malezas. La obra reparadora cul- 
minó colocando el marco, hasta donde fué 
posible integrarlo, en la Plaza del Recreo, 
al pie .de la Torre del Vigía. 

La Torre del Vigía 

F'ué construida bajo la dominación es- 
pañola allá por el año 176, 2, cuando se 
hicieron las primeras fortificaciones en 
Maldonado. Es rectangular; su base cua- 
drada, con cinco metros por lado. De al- 
.tura tiene aproximadamente trece me- 
tros'. 


Punta del Este 

Hasta 1843, Punta del Este era de pro- 
piedad exclusiva del Estado. En aquel 
año fué vendida á los hermanos Samuel 
y Alejandro Lafone, bajo los apremios de 
la necesidad por parte del Gobierno de la 
Defensa. 

Bañada por las má* puras agu^s oceá- 
nicas, de bravura indomable y perenne en 
toda la escarpada extensión de la costa 
conocida con el nombre de San Rafael, 
mansas y suaves donde empieza el gran 
semicírculo que cierra el puerto de Mal- 
donado; favorecida por una temperatura 
reconfortante en los meses de verano, in- 
ferior á 28 grados aífn bapo los rigores 
de la canícula; con muy interesantes 
perspectivas hacia el mar, por el continuo 
pasaje de vapores; teniendo á un lado, á 
corta distancia, la Isla de Lobos, poblada 
de focas, y casi en frente, la isla de Go- 



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rriti, parajes seductores por su singular 
belleza, que constituyen número esencial 
en lo© programas de paseos organizados 
por los huéspedes veraniegos; enriqueci- 
da por una edificación bella y lujosa, ple- 
tórica de vistas alegres, con fáciles comu- 
nicaciones, luz eléctrica, aguas corriente©, 
hoteles de primer orden y buenos servi- 
cios de correos y telégrafos, aquella región 
ha adquirido, de pocos años á esta parte, 
una preponderancia digna de ©us excelen- 
cias, que es justo alabar y encarecer. 

El faro de Punta del Este fué construi- 
do por los años 1858 á 1859, é inaugurado 
el l.o de Marzo de 1860. Reemplazó á 
ot: o establecido entonces en la isla de 
Lobos y que había empezado á prestar 
servicios el 5 de Abril de 1858. 

Está situado en la extremidad de la 
Punta del Este, á los 34 grados 58’11 de 
latitud sud y 54 grados 57’18” de longi- 
tud W. G. Su altura focal sobre la plena 
mar e© de 44 metros; visible, en estado 
medio de transparencia atmosférica, á 1<5 
millas marinas. La luz fué fija en un prin- 
cipio; hoy es con ocultaciones. La torre 
es de mampostería, de forma circular, 
pintada de blanco. Al costado tiene una 
amplia casa de material, que habitan los 
guardianes. 

Este faro está catalogado como de se- 
gundo orden y se ilumina con lámparas de 
mechas, usándose aceite incandescente. 

Piriápolis 

Es el esfuerzo má© grande realizado en 
el País por un solo hombre, para \orgullo 
de todos. Es un mérito que nadie podrá 
disputarle á don Francisco Piria. 

Hace cuarenta años que aquellos cam- 
pos estaban dedicados á la ganadería, en 
la forma extensiva que aquí se explota 
esa industria y mucho mas entonces. 

Piria los adquirió de uno de los here- 
deros del coronel don Leonardo Olivera, 
como que antes formaron parte de la gran 
eetancia que poseyó aquel militar de la 
Independencia, comprendida entre la ba- 



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rra de la Laguna del Sauce y la mitad del 
cerro Pan de Azúcar. 

Piriápolis abarca una extensión de 3500 
hectáreas, donde las bellezas puestas por 
la mano del hombre se armonizan mag- 
níficamente con las de la naturaleza. 

.Dentro de los límites de la propiedad 
hay tres cerros, que quiebran con sus lí- 
neas el panorama del campo: el Pan de 
Azúcar, el del Inglés y el del Toro. 

Una playa de aguas claras y profundas, 
lo limita por el sur. 

V dentro de ese marco se levantan la 
posesión señorial del señor Piria, infini- 
dad de buenos chalets, y grandes hoteles; 
un buen puerto y una magnífica rambla 
hermosean la costa; millares y millares 
de árboles forman bosques en extensiones 
considerables. 

De allí se extraen pórfinos y granitos, 
de gran valor para las construcciones sun- 
tuosas. En el Palacio Legislativo figuran 
con honor al lado de los mármoles de la 
afamada cantera dé" Burgueño. 

Piria ha enterrado en todo aquello al- 
gunos millones de pesos. Acaso piense en 
su negocio; pero loados* sean los hombres 
de progreso como él que se enriquecen 
enriqueciendo al País, aumentando los 
prestigios nacionales. 











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